El lunes, en un cuarto especialmente diseñado y rodeado de especialistas, una niña de 11 años no sólo deberá contar cómo habría sido abusada por la pareja de su abuela, sino que además deberá responder si quiere interrumpir el embarazo, tal como lo establecen las leyes vigentes.
Los médicos de un CAPS del este de la provincia descubrieron lo que sucedía. La niña había sido llevada al centro asistencial porque no se sentía bien. Allí descubrieron que en realidad estaba embarazada de 16 semanas. En medio de un mar de lágrimas contó que el concubino de su abuela la había atacado cuando ambos se quedaron solos en la vivienda. La madre de la niña hizo la denuncia y el novio de la abuela fue aprehendido por la pedido de la fiscala María del Carmen Reuter. Ayer declaró en tribunales y habría negado la acusación.
La madre de la niña, que denunció el hecho, la trasladó al Hospital del Este, donde se encuentra internada desde el martes. Según fuentes judiciales, el diagnóstico de los médicos, que por ahora sólo fue transmitido verbalmente por la mujer, es dramático: el embarazo pone en riesgo la vida de la niña, pero la posible interrupción del embarazo también. Por ahora, la niña está contenida por los profesionales.
La situación es compleja. Legalmente, la niña podría pedir interrumpir el embarazo, pero es la madre o el tutor el que debe autorizar el procedimiento quirúrgico. Pero en este caso, por ahora, ninguno de los familiares estaría en condiciones de cumplir los pasos que indican las normas.
La Justicia le quitó la tutela legal a la madre de la víctima en 2014. Lo hizo porque la pareja de la mujer habría abusado de al menos dos hermanas de la niña que se encuentra embarazada. Ese hombre espera ser enjuiciado por estos hechos. La abuela, que por ello se transformó en tutora de las niñas, podría ser imputada por encubrimiento en este nuevo caso, por lo que también le quitarían el rol que cumplió durante casi cinco años.